Introducción
A principios del siglo XVI, los mojes Agustinos y los Franciscanos que se asientan en la Villa de Tegueste son los verdaderos impulsores de la viticultura de la comarca. En un principio realizan plantaciones de vid en la parte baja del municipio, en un primer momento para satisfacer sus propias necesidades durante la eucaristía. En poco tiempo, y gracias a las buenas condiciones edafoclimáticas de la comarca, la vid se convierte en el cultivo mayoritario hasta nuestros días.
A lo largo de estos siglos se ha ido perfilando la tipicidad de los vinos de Tegueste, cuya calidad es reconocida dentro y fuera de nuestras fronteras.
Tintos
Son vinos multivarietales, basados principalmente en las variedades locales Listán Negro (aquí llamada Forastero) y en menor medida la Negramoll. Pueden aparecer en proporciones minoritarias otras tintas como la Vijariego, Tintilla…, pero siempre se le añade un porcentaje de variedades blancas (Listán Blanco, Malvasía Volcánica – aquí denominada Málaga-, Malvasía Aromática…), lo que confiere a los vinos sus característicos aroma y sabor.
En general son vinos suaves y delicados, muy frescos y frutales, haciéndolos fáciles de beber en cualquier época del año.
Blancos
Tradicionalmente solo se elaboraban en pequeñas cantidades para el autoconsumo del bodeguero durante sus mañanas en el duro trabajo de la viña, pues la poca cantidad de uvas blancas que se obtienen en el municipio solían mezclarse con las tintas durante el proceso de elaboración.
Recientemente (en los últimos 20 años) ha habido un auge de los vinos blancos, pues las características edafoclimáticas de muchas partes del municipio son especialmente propicias para el cultivo de varietales blancos de gran calidad, como son la Malvasía Vólcanica (Málaga para los teguesteros), Malvasía Aromática, Verdello, Gual, Marmajuelo,y, por supuesto, la Listán Blanco, entre otras.
Los vinos blancos de Tegueste son elegantemente aromáticos, frescos y complejos.
Pablo López Betancor
